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martes, 21 de enero de 2014

El Dios de Leibniz

En los otros artículos relacionados a la lectura programada del libro "La crisis de Dios HOY", escribí un poco sobre Descartes y Spinoza, grandes racionalistas del siglo VII. Pero hubo otro muy grande, Leibniz. Nació en 1646 y fue filósofo, lógico, matemático, jurista y político alemán.

Él defendió la existencia de un principio originario del ser, que es capaz de unificar todos los tipos de fenómenos. Este principio es: La Fuerza.

Su idea central del sistema filosófico es "la existencia de una conexión real, orgánica y operativa entre todos los fenómenos del mundo.  Una Armonía Preestablecida que es el enlace y acomodamiento de todas las cosas creadas a cada una y de cada una a todas las demás". 

Para él, la creación implicó un cálculo de infinitas variables que realizó el pensamiento divino. Dios es totalmente libre al crear el mundo existente. Pudo haber elegido otro, porque es “el mejor de los mundos posibles.”  En un sentido numérico o matemático por una parte, pero también en un sentido moral.

Leibniz habla a favor de la existencia de Dios y hecha mano del argumento ontológico que ya he mencionado en post anteriores. Se refiere al enunciado “Dios existe”, el cual se confirma por si mismo. La idea es que Dios es un ser sumamente perfecto; la existencia es una perfección, por lo tanto la existencia debe ser necesariamente un atributo de Dios, entonces… sí, Dios existe.  La existencia es parte de la esencia de Dios.

Dicho de esta forma, el argumento resulta vacío para muchos otros pensadores y francamente, en lo personal no me prueba nada.  Me agrega valor a un concepto preestablecido de D!os pero no me sirve como una prueba de su existencia.

Para Leibniz, el obrar de D!os busca siempre lo mejor. Pero si existe el mal en el mundo… quién es responsable de ello? Dios? Él responde que no. Sus argumentos están en La Teodicea donde habla del mal metafísico, físico y moral.

El mal metafísico es la imperfección del ser humano que es el resultado de su finitud, donde radica la fuente del mal y el error. La capacidad para hacer el mal y padecerlo. Pero si D!os creó al hombre, entonces… es el responsable del mal?  Leibniz dice que no, ya que es mejor existir que no existir y que "Dios desea antecedentemente el bien y consiguientemente lo mejor.  Que incluso en el mejor de los mundos posibles los seres creados somos imperfectos ya que de otra forma seríamos dioses".

El mal físico son los sufrimientos humanos y Leibniz lo considera como parte del orden. Resultado, muchas veces del mal moral, o un medio para el perfeccionamiento.

Por último, el mal moral es el pecado. Entonces, de nuevo surge la pregunta… el mal moral es responsabilidad de D!os? De nuevo su respuesta es no, ya que estas acciones malas del ser humano son un despliegue de su carácter imperfecto y limitado como creatura. Dios no quiere el mal moral ni es la causa de él, pero lo permite para respetar la libertad humana.  Estas definiciones tuviero aceptación por muchos pero fueron altamente criticados por otros, hasta la fecha.

J. Echevería, traductor de Leibniz dijo que "el Dios leibniciano, se refiere primordialmente a la sustancia que solo se manifiesta en los individuos o seres individuales, nunca en los géneros o especies que lo subsumen".

Ahora, si tomamos las palabras de Leibniz acerca del mal metafísico y el mal moral, y le damos seguimiento al concepto, podríamos decir que el mal viene de las decisiones malas de los hombres, las cuales basa en su razonamiento y experiencia las cuales son finitas. Esas decisiones se hacen reales a través de la misma voluntad del hombre. Y si Dios manipulara la voluntad del hombre, entonces el hombre no sería una criatura libre.

D!os dotó al hombre de características que están presentes en la misma divinidad. Características como la libertad de decidir o libre albedrío; y la voluntad. Esto, aún sabiendo que el hombre podría voluntariamente elegir mal y elegir el mal como parte de su propia finitud como ser creado. 

Las Escrituras Sagradas dejan ver que aunque D!os no deseaba que el hombre eligiera mal, le permitió elegir libremente como un ser creado a semejanza divina. Sabiendo que el hombre elegiría mal y que por dicha decisión se sometería a sí mismo al mal y al sufrimiento, tenía un plan. El de hacerse algún día un hombre finito y experimentar en sí mismo el mal y las consecuencias del mal que Él no hizo. Tomando el sufrimiento y el dolor resultantes de las malas decisiones de la humanidad en su mismo ser.


Y el D!os hombre que es la vida, experimentó en sí mismo la muerte, resultado del mal del hombre. Esto paradójicamente para padecer Él, en sí mismo el mal que no creó pero permitió. Y no solo padecerlo, sino vencerlo en la paradoja de la cruz. Tomando mi lugar y el tuyo para destruir lo que ningún hombre finito podría destruir sin destruirse a sí mismo, ya que eso es inherente a su naturaleza caída: el pecado. Tal obra solo la podía realizar el mismo creador infinito, perfecto y poderoso en la cruz del calvario, por ti y por mi.

(La teoría es tomada del Libro La Crisis de Dios HOY, de Juan José Tamayo Acosta)

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