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martes, 11 de febrero de 2014

¿Y si perdieras a tu familia hoy?

Un escritor de canciones y ministro de origen estadounidense, Luther Bridger, llegó con su esposa y sus hijos a la casa de sus suegros para visitarlos. Sería una reunión familiar muy agradable. Luego debería de predicar en una campaña evangelística de ese lugar.

Pasaron un tiempo maravilloso. La familia contenta, los niños jugando, los mayores en una amena conversación y una deliciosa cena. Después, todos a dormir. Pero nadie se imaginaba lo que esa noche iba a pasar.

Unas horas más tarde, la casa estaba envuelta en llamas. Un vecino corrió para rescatarlos e hizo todo lo que pudo. Los abuelos y el esposo se salvaron. Pero la esposa y sus tres hijos murieron asfixiados.

¡Qué dolor! ¡Que llanto! ¡Que sufrimiento! En ese momento pueden surgir mil dudas y preguntas. ¿Porqué a mi Señor? No puedo ni imaginar el quebrantamiento que sintió este predicador y su familia.
Pero en medio de la pérdida, en medio de las lágrimas, las palabras del Señor empezaron a llenar el corazón de aquel viudo. Las promesas de Dios reconfortaron su corazón.

La esperanza superó las preguntas, la fe superó las dudas, el amor superó el dolor, la gracia superó las lagrimas, la paz superó la zozobra. Una paz que sobrepasa todo entendimiento llenó la mente de aquel compositor, que se vio movido por el Señor en esa noche, a escribir uno de los himnos más dulces y alegres que yo he escuchado: He keeps me singing. O como se llama en español: Hay un canto nuevo en mi ser.

Aprendí este himno en la iglesia, de pequeño. Hasta la fecha mi mamá y yo lo cantamos. Cuando uno lo escucha bien se podría suponer que fue escrito en un momento de felicidad o realización personal. ¡Pero cuál fue mi sorpresa al leer la historia de su origen! Me impactó. Me sobrecogió de admiración. Amé la letra y admiré al autor, pero admiré más a quien la inspiró.

Cuando lo canto, me reta a ser agradecido con el Señor siempre. Pero también me infunde paz. Se que, aunque vengan momentos difíciles a mi vida, el Señor no me abandonará y en medio del dolor, se que contaré con Su Palabra, sus promesas, su consuelo y su paz, pero más que todo de su amor y compañía. Él dijo "no te dejaré ni te desampararé."

Acá les dejó una porción de la letra.
La adaptación al español hecha por H. Cotto Reyes.

"Hay un canto nuevo en mi ser
es la voz de mi Jesús,
que me dice ven a descansar
tu paz conquisté en la cruz.

Tengo de su gracia celestial
gozo en su santo amor
y riquezas fluyen a raudal
desde el trono del Señor.

Cristo, Cristo, Cristo
nombre sin igual
llena siempre mi alma
de esa nota celestial...

Por las aguas hondas me llevó;
pruebas en mi senda hallé,
Do áspero sendero él me guio,
mas sus huellas seguiré.

Cristo en las nubes volverá,
bajo el bello cielo azul,
a su lado él me llevará
a vivir en gloria y luz.

Cristo, Cristo, Cristo
nombre sin igual
llena siempre mi alma
de esa nota celestial..."

Fuente de la información: Himnario Celebremos Su Gloria.
Himno No. 156

Puedes ver en este link una versión Big Band con arreglos de Chris MacDonald:
Hay un Canto Nuevo en mi ser - Luther Bridger




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