Las palabras son signos. Y los signos se forman por un
significante y un significado. De una palabra, su significante puede ser su
sonido, su grafismo, su escritura. Y posee también un significado, que es el objeto
representado por el significante, la idea, el concepto que se encierra en el
significante. Si yo digo o escribo “casa”, tú la puedes leer y al hacerlo
tendrás en tu mente la imagen de una casa en sí. O el concepto de “casa”.
Ya lo decía hace siglos San Agustín, que las palabras
son signo de las cosas, y que en ocasiones también son signo del pensamiento.
Las palabras se pueden resemantizar. La resemantización es un proceso en el que
a una palabra se le da un nuevo significado.
Los humanos a menudo resemantizamos palabras e incluso
imagenes y expresiones. Me parece que los medios de comunicación y la
publicidad hacen que este proceso sea más rápido. Podemos encontrarle nuevos
sentidos a las palabras o a las imagenes ya creadas. Esto es fruto de nuestra
creatividad y de nuestra habilidad para comunicarnos.
Hoy quisiera hablar acerca de un símbolo, una imagen,
una palabra que fue resemantizada a nivel universal y nos ha alcanzado a todos.
Es la cruz.
La cruz era un instrumento de tortura empleada por los
romanos hace miles de años atrás. De hecho era el más espantoso castigo, que
podía tener al crucificado sufriendo por horas e incluso días antes de exhalar.
Probablemente la causa principal de la muerte en la cruz pudo haber sido
asfixia.
Jesús vino a sufrir la cruz como un criminal. Tomó el
peor castigo por causa nuestra. Tomó nuestros pecados y los cargó consigo en a
cruz. Isaías profetizó acerca de él diciendo que “el castigo de nuestra paz fue
sobre Él y por sus llagas fuimos sanados.” En esa cruz murió, pero al tercer
día resucitó de entre los muertos. Los 4 evangelios históricos nos dan
testimonio de ello.
La cruz tenía un significado espantoso. Y lo sigue
teniendo, en cuanto a dolor, castigo y muerte. Pero desde que Jesús la sufrió
cobró sentido paradógico. Él le dió un nuevo sentido a la cruz. Con sus
sacrificio y sangre la resemantizó. Ahora podemos ver como el simbolo de la
cruz se usa en los cementerios con un sentido de fe y esperanza. ¿Qué ocurrió?
Sin duda, esto se responde en la resurrección de
Cristo. En la cruz bebió el pecado y el fruto del mismo que es la muerte, pero
en la resurrección venció a la muerte y le quitó su poder absoluto. Él dijo “Yo
soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto vivirá”.
Si Jesús se hubiese quedado en la tumba hubiese sido un crucificado más entre
los miles de ejecutados. Pero Él se levantó tal como lo dijo.
Eso le dió un nuevo sentido a la vida, a la muerte, a
lo presente y a lo porvenir. A la Historia pasada de la humanidad y al futuro que
nos espera. Eso le dió un nuevo sentido a todo.
Por eso, Jesús es el gran resemantizador de la
Historia. Resemantizó la cruz. Cuando sólo connotaba sacrificio pagano,
castigo, vergüenza y dolor; la convirtió en símbolo de victoria, amor y entrega
voluntaria. La convirtió en simbolo de esperanza, de salvación. La cruz
representa la intersección del juicio y del amor divino. De seguro Jesús puede
resemantizar tu historia personal, tu vida y tu propósito. Él que es el gran
resemantizador de la Historia de seguro puede darte un nuevo significado.
Síguelo, hazlo tu maestro, tu Señor y tu amigo. Sigue
sus palabras, confía en su amor y verás que todo cambiará desde adentro hacia
afuera. Eso es un hecho.
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