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lunes, 30 de diciembre de 2013

Razón, Fe, Deísmo

Siguiendo con la reflexión que he estado haciendo luego de leer algunas páginas del libro “La Crisis de Dios HOY” de Juan José Tamayo Acosta, quisiera tocar superficialmente (porque hacerlo de profundidad me llevaría muchas páginas y tiempo) el tema de la visión Cartesiana acerca de la razón, la fe y la existencia de D!os. Y luego hablar un poco acerca del deismo y nuestra relación con el tema.

Iniciemos con una mención que hizo Pannenger acerca de la relación entre Dios y la razón en la modernidad: “En el pensamiento moderno Dios ha sido pensado a partir del hombre en lugar de partir del mundo… “ y es en la modernidad que varios filósofos han expuesto que “el hombre no puede comprenderse a sí mismo en su subjetividad sin presuponer una realidad divina”.

La fe y la razón han sido consideradas y expuestas como contrincantes muchas veces; y como alternas en otras ocasiones.

Revisando la Historia encontramos a Descartes que en su filosofía ve entre la ciencia y la fe, dos caminos complementarios. Aunque muestra su respeto por la teología (y esta, probablemente entendida como teología dogmática) dice también que las verdades reveladas sobrepasan nuestros razonamientos humanos, por lo que no tiene sentido someterlas a nuestro limitado escrutinio mental. Por ello, estas son verdades que se aceptan por un acto de la voluntad y se podrían examinar con ayuda celestial, no humana. Pero aunque la fe y la ciencia, representen para él dos caminos distintos, no son opuestos. Se complementan.

La pregunta que viene después es si se puede demostrar la existencia de Dios a través de la razón? Descartes creyó poder demostrarlo a través del argumento ontológico. En este da a D!os todos los atributos del ser perfecto. Bajo este marco, la existencia y la esencia son inseparables y por eso el mismo enunciado “Dios existe” es una confirmación en sí misma, ya que la esencia exige en sí misma su existencia. Pero este argumento cae porque se puede aplicar no solo a Dios sino a muchos otros conceptos, por lo que ha sido criticado hasta el día de hoy.

Descartes hecha mano de las verdades matemáticas como principios del universo y del mundo que conocemos. Principios que expresan un orden coherente y comprobable. Este orden que rige el universo es una muestra clara de un orden impuesto por D!os. Estas verdades matemáticas eternas han sido establecidas por Él nada más. Y son verdaderas o posibles porque D!os las conoce como verdaderas y posibles y no viceversa.

Pero estas ideas colocan a D!os bajo el dominio de la razón. Es la divinidad creada a la imagen y semejanza de nuestra razón y no viceversa. En esta misma línea de ideas se prevée un concepto deísta de D!os. El deismo es aquella corriente filosófica que reconoce la existencia de un Dios, pero ese reconocimiento no es el resultado de una revelación divina, como el de las Sagradas Escrituras, o de dogmas establecidos por la religión. Más bien ese reconocimiento es el resultado de la revelación que D!os hace de sí mismo a través de las leyes de la naturaleza y a través de la razón.

Un deísta cree en Dios pero no practica ninguna religión necesariamente. Un deísta cree que D!os creó el mundo pero que se desentendió de él y que no interviene en nuestra Historia.

Si lo vemos de esta forma, hay muchos que se hacen llamar a sí mismos “creyentes” pero que viven de la manera más secular. Y al decir aquí “secular” me refiero al término “saeculare” o “siglo”. No me refiero a lugar sino a temporalidad. Me refiero a la manera de pensar de este siglo, este lapso de tiempo en el que D!os permite más de una sola voluntad. Su voluntad permanece inalterable y soberana, pero permite al hombre tomar sus propias decisiones y seguir su propia voluntad, por su libre albedrío y recibiendo sus correspondientes consecuencias.  De ahí que el siglo es el sistema de una voluntad que se revela o contrapone a la de D!os.  Es el hombre haciendo su voluntad sin someterse a la voluntad de D!os.

Es el hombre natural o el que se auto denomina “creyente” pero que no ha sido transformado mentalmente, que acepta la idea de la existencia de D!os pero vive como si Él no interviniera en la Historia de la humanidad o como si no interviniera en su propia vida. Como si D!os no tuviese injerencia en sus asuntos, por lo cual vive su vida sin darle cuentas. 

La pregunta es: No se nos ha colado una pizca de esa actitud deísta en la cristiandad contemporánea? Sabemos y aceptamos que hay una verdad revelada, pero la relegamos a un segundo plano luego de nuestra razón y experiencia personal?


(La teoría es tomada del Libro La Crisis de Dios HOY, de Juan José Tamayo Acosta)

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